domingo, 27 de noviembre de 2022

Media distancia


Por Kevin Alexander Jwanczyk

Abrí los ojos de repente, asustado en un arrebato. Los asientos de adelante poco me dejaban ver, pero me di cuenta que por el movimiento de la caja mecánica, seguíamos al ruedo, de seguro, eso mismo me había despertado. Intente acomodarme de nuevo en la butaca poco reclinable que había elegido, siempre del lado derecho del colectivo, junto a la ventana, porque aun habiendo crecido, la sensación que me causaban los distintos vehículos que pasaban a mi lado en la ruta, todavía me alteraba.

Corrí la cortina un poco y deje entrar ese sol tempranero típico de un día primaveral, él me lavo la cara y casi me hizo estornudar. Mire a la chica que estaba sentada en la otra fila y al ver que esta estaba desparramada en los dos asientos, sonreí para mí mismo. Volví de nuevo mi cabeza, a la vista del hermoso mar azul inmenso, del que recorríamos casi a la orilla, me sentí insignificante por un segundo. Respire y aprecié mucho este momento íntimo, aun sintiendo los baches del camino, conociendo ya de memoria el destino, eso nunca cambiaba, pero todos los viajes se sentían diferentes. A veces estos, eran muy buenos, rápidos con la cabeza ocupada en situaciones imaginarias que solo me hacían gracia a mí, chistes que nunca contaría, pero otros, eran largos, tediosos, cansadores y a veces hasta aterradores. Dependía mucho de mis pensamientos en ese momento, del clima, del viento, el chofer, la música y si era trayecto de ida o de vuelta. Apoye la frente contra la ventana, sintiendo las vibraciones en todo mi cuerpo y trate de decidir cómo sería este.

“No falta mucho” me dije, sin referirme solamente al viaje. Levante mi cabeza por encima de las torres de tela anticuada a mí alrededor y trate de ver las caras de los demás. Algunas ya las tenía vistas, otras eran nuevas pero me parecían conocidas.  Vi el ticket en mi mano, tenía muchos de estos, así, momentos. Al final, solo cerré los ojos, me estire lo más que pude y volví a dormir. Hoy era un buen viaje.




sábado, 19 de marzo de 2022

La guerra de la que todos somos parte

 


Por Mariela Aspengren 


En nuestra hermoso pueblito azul, allá por el año 2.011, precisamente un día miércoles catorce del  mes de septiembre, se origina un grupo extraordinario y deslumbrante, que buscan acompañar y transitar en conjunto, a los pacientes con diagnóstico de cáncer. La iniciativa surgió por profesionales de la salud, entre ellos se destaca la participación activa de la licenciada en psicología Yamile Brandan Cedan y la doctora en oncología Griselda Bosso, las cuales decidieron organizar un grupo operativo de trabajo que pudiera brindar contención integral a cada paciente diagnosticado de cáncer, como así también a sus familiares, ya que comenzó a reflejarse un acrecentado número de casos cancerológicos.  Y así es como nace un grupo  de pacientes oncológicos llamado VENIDICI, que brinda ayuda incondicional y desinteresada a cada miembro de la localidad que enfrenta hoy la lucha contra esta enfermedad, una agrupación que acompaña, que colabora, que contiene a cada persona que se integra y que se suma a esta propuesta de amor y apoyo, a esta agrupación de heroínas y héroes sin capa, que combaten en silencio una batalla de la que no todos percibimos, y sobre todo que no concientizamos internamente sobre su existencia.

Tuve la oportunidad de hablar con la referente actual del Grupo VENIDICI, una valerosa mujer que venció esta terrible malignidad y que acompaña firmemente al grupo en cada paso que da, la señora Kitty Ruarte. Una mujer de trato muy amable y cordial, quien me brindo la oportunidad de escucharla relatar y recordar momentos importantes de VENIDICI. 

Una pregunta la cual me hice desde que descubrí la agrupación, tiempo atrás, cuando lo empecé a visualizar camino a casa del trabajo, es: ¿A que se debe esa elección en su nombre? 

Kitty me contó que se eligió a través  de la expresión latina  “Veni, vidi, vici”, que se traduce como: “vine, vi y vencí”; y que fue atribuida al romano Julio César  cuando, después de una dura batalla, proclamó al alcanzar la esperada conquista sobre un ejercito enemigo. Este particular nombre se escojio luego de una votación que se efectuó en sus inicios, donde cada integrante llevaba su propuesta y los fundamentos. De todos las opciones expuestas se eligió la que postulo el paciente Luis María Tourrette, quien hoy ya no se encuentra entre nosotros, pero que dejo este magnifico mensaje a través de su proposición en aquel entonces: « “Vine” al grupo; “Vi” quienes estaban e interactúe con ellos, y “Venci” la enfermedad ». Esta expresión personifica hoy la agrupación y denota su valentía, su fortaleza y sobre todo su amor por la vida, por todo lo significa esta dura y larga lucha que tienen que dar cada paciente con cáncer.

Desde sus inicios han brindado contención al paciente oncológico, y como lo expreso Kitty: “es un quiebre recibir un diagnostico de cáncer y el grupo  busca  hacer esa contención que es tan necesaria, y que el paciente pueda manifestar sus emociones a través de diferentes actividades artísticas”. Es sustancial brindar sostén en este especifico momento, porque la personas tienen tendencia a aislarse al recibir esta noticia -aunque sepamos que no es lo mejor que hay hacer-, y cuesta trabajo asumirla, y es un gran error. ¡Hay que asumir la enfermedad!! Eso es un paso para abrir la puerta a la ayuda y a una mejor experiencia de vida aprovechando con mejor calidad el tiempo.

El grupo se reúne los días martes por la tarde, a las 15:30 hs, y es coordinado por la licenciada Yamile Brandan Cedan, y cuando no se encuentra la doctora es  organizada por los pacientes de la agrupación. Al ingresar nuevos integrantes se les brinda una iniciación, el cual se les deja un espacio para que relaten sus cuestiones personales y de la enfermedad, y  todo aquello que quiera contar en ese momento.  En estos espacios también se trabaja talleres artísticos (como mosaiquismo y pintura), tienen momentos de esparcimiento y recreación (como baile y danza), se aprenden labores practicas (como crochet y cocina saludable), pero también son espacios donde definen y organizan actividades para la comunidad, donde hacen hincapié sobre “la prevención”, y que valor tiene esta palabra, pues Kitty, al contarme que: “cuando un cáncer es detectado a tiempo tiene amplias posibilidades de curación…. Es importantisimo que se tenga en cuenta que los controles son necesarios, que nos debemos controlar una vez al año aunque sintamos que no nos pasa nada y que estamos re sanos”.  Que  gran envergadura que tiene alentar a la población general a acercarse a un médico para realizarse controles, crear conciencia sobre lo significante que es el diagnóstico temprano para ayudar a detectar el cáncer, y así tener más oportunidades de acceder al mejor tratamiento.


La agrupación ya desde el año 2019 tiene un espacio propio, una sede donde gestar y llevar a cabo todo lo que se proponen, y en la actualidad se encuentran asistiendo unas veinte personas a las reuniones. Es un grupo que se sustenta a pulmón y con la solidaridad de la bella gente que les realiza distintos tipo de donaciones.  
Una de sus actuales y emotivas  propuestas ha sido dejar en el centro de la ciudad un símbolo de la lucha plasmado en un banco el cual se lo pinto rosa precisamente por lo que representa el lazo de este color, de la batalla contra el cáncer de mama, y que quedará en nuestra ciudad como un emblema de salud. 
Tuve la oportunidad de poder asistir, y observar desde los alrededores todo lo que sucedió ese agradable pero frío día. En ese momento estaba rodeado de gente que no conocía, y muchas de ellas muy amablemente han charlado conmigo contándome la felicidad que les proporciona desarrollar este evento tan iconico en el Día Internacional  de la Mujer. El mensaje que transmite el Banco Rosa es “Mujer: Querete, cuidate”. Y qué relevancia tiene estas simples palabras que nos afirman que este tipo de cáncer se cobra muchas vidas de mujeres, y que debemos querernos lo suficiente como para no descuidar la salud, efectuar los controles necesarios que se requieran para la prevención del cáncer y de cualquier otra patología. A veces nos descuidamos por tener otras ocupaciones y responsabilidades, y nos olvidamos de nosotras mismas, dejamos de cuidarnos y se nos va el tiempo. Y VENIDICI esta aquí en nuestra ciudad, concientizando y anhelando que cada integrante de la comunidad tome los recaudos necesarios para no postergar los controles de salud; y que también tenemos un increíble grupo de personas que están dispuestos a ayudar a quienes han sido diagnosticados y que aún no encuentran su espacio para expresarse o no están listos para afrontarlo. Como lo dice su nombre, Vine, Vi y Vencí, es como este grupo vive su escenario, ellos son los protagonistas valientes que no van a permitir que nada les saque la felicidad de vivir.